lunes, 8 de mayo de 2017

Odio el tacto de los calabacines...


... odio la arena de la playa, las playas sucias y el calor playero. odio el entretiempo porque nunca se que ponerme. odio ir con prisas y odio la gente que te mete prisa cuando no hay prisa. odio la impuntualidad y la gente no avisa cuando va a llegar tarde. odio las películas alternativas que no las entiende ni el que las ha hecho y que la crítica las califique de trascendentes e imprescindibles. odio ir de compras y que nada me quede bien. odio el gloss de labios y que cuando salgas a la calle se te pegue el pelo a los morros. odio las despedidas de soltero/a y (casi todas) las bodas. odio a las chicas tristes de la web de zara y la ropa horrorosa que sabes que va a ir directa a las rebajas y que finalmente nadie comprará. odio los mocasines peludos de Gucci. odio a la gente que va de algo que no es, cuando quien es en realidad, es mucho mejor que quien finge ser. odio el ruido del teclado del teléfono móvil. odio la gente que solo cuelga fotos de si mismo en las redes sociales. odio el machismo, pero especialmente cuando somos las mujeres las que lo practicamos. odio que me importe tanto el qué dirán. odio el circulo vicioso de hacer algo por compromiso aún a sabiendas de que la otra persona también te esta invitando por compromiso. odio las compresas. odio las duchas sucias del gimnasio y los pelos mojados de las duchas sucias del gimnasio. odio no sentirme libre, los celos y que alguien se crea que soy de su propiedad. odio las palomas de Barcelona y a los que las alimentan. odio tener que hacer cosas de pareja porque eso es lo que hace la gente con pareja. odio a la gente que siempre ve el lado negativo de todo. odio el error 404. odio conducir. odio a la gente que conduce de forma agresiva. odio a la gente que pita en el coche. odio el calor húmedo de Barcelona en verano. odio el egoísmo y la poca empatía. odio sentirme turista en un país extranjero. odio las dietas y estar a dieta. odio no poderme comer la última  albóndiga (incluir aquí croqueta, patata o cualquier alimento solitario) que queda en la fuente porque  queda  mal hacerlo. odio que ahora mismo haya una chica llorando a mi lado en el bus y nadie le diga nada (ni yo misma). odio la deshumanización de la sociedad en la que vivimos. odio llevar el móvil con sonido. odio la gente que usa el móvil cuando esta con otra gente. odio la política y a los políticos. odio que las cosas puedan mejorar y no mejoren por culpa de unos pocos. odio el sistema de oposiciones. odio que no tengamos un sistema educativo que valore las capacidades individuales, en vez de tratar a todo el mundo igual. odio los nacionalismos. odio ver el telediario mañana, tarde y noche. odio el espacio de cultura de tv3 y del canal 33. odio que todo tenga que ser serio, formal y profesional. odio saber que me están juzgando. odio os silencios incómodos. odio los cambios, aunque después me adapto a ellos rápidamente. odio que en mi escalera estén siempre de obras. odio la artificialidad de hacer deporte en el gimnasio (pero voy porque no me queda otra). odio cuando la gente que dice "es que en este país..." pero luego hace lo que critican. odio procrastinar y odio hacerlo con frecuencia. odio el desorden. odio los días que estás aburrido pero no haces nada por evitarlo. odio el tacto de los platos cuando salen del lavavajillas. odio el sonido que hace la gente al crujirse los dedos. odio hacer el cambio de armario, sobretodo cuando es de invierno a verano. odio que usemos palabras en inglés para darnos importancia en nuestra vida cotidiana cuando antes las decíamos en castellano. odio tener sueño y no poder dormirme. odio a la gente que no confirma los planes con un si o con un no. odio ser una meona. odio ponerme siempre enferma. odio ponerme nerviosa y no ser capaz de controlarlo. odio el conflicto y la gente conflictiva. odio que me repitan mil veces lo que tengo que hacer o lo que se espera de mi. odio al lobo de Wall Street y evidentemente la película. odio la infusión de manzanilla. odio no poder hacer algo porque es mucho lio. odio no tener más tiempo libre y siempre tener que decir que no a planes que me apetecen. odio no vivir en el país de la piruleta en la calle de la gominola. odio ser siempre tan ingenua y no tener calle. odio que se me ocurra el sermón que le echaría a alguien cuando ya ha pasado el momento de hacerlo. odio los lavabos públicos grandes y solitarios. odio a la gente que te mira por encima del hombro. odio que siempre haya cola en el baño de mujeres y que tardemos tanto en salir. odio las salas vacías de cine. odio que se pierdan las buenas costumbres y tradiciones. odio a la gente que desprecia lo antiguo. odio que la sociedad no este hecha para los ancianos, me da muchísima pena. odio que la edad se mida por el día en que naciste y que no puedas hacer según que cosas "porque ya no tienes edad". odio saber que el tiempo se agota, pero sobretodo odio que las personas que quiero no puedan ser eternas y odio la sensación de saber que algún día me faltarán.





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No quería terminar sin una recomendación como hago siempre, mucho más positiva que el texto anterior, una charla muy inspiradora!!





8 comentarios:

  1. Odio esta entrada. Es broma, me encanta. Odio mentir.

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    1. Me alegro de que te guste! No era mi intención hacer algo triste tampoco...odio la tristeza jajaja

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  2. Escribes muy bonito! He intentado seguir tu blog pero soy nueva en esto y no sé como se hace, aquí te lo dejo http://opositaresunamierda.blogspot.es/
    No tiene nada que ver con el tuyo, te lo curras mucho :)

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    1. Gracias J, lo tengo muy desactualizado, a ver si me animo a escribir una entrada. Me pasaré por el tuyo!

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  3. Muy bueno, gracias por el artículo, yo estoy estudiando las oposiciones en esta página llamada Opomania. https://opomania.net/.
    Un saludo!!

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  4. No odio nada soy feliz porque estoy viva Tanto odio te dejara secuelas.....abrazos con luz

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    1. Hola desde 2017 año en el que escribí este post ya no soy la misma he cambiado, te alegrará saber que ahora he biohackeado mi cerebro y transito por el camino de la luz.. de todas formas déjame de decirte, desde desde el respecto más absoluto, que hallar la felicidad en el simple hecho de estar viva me parece superfluo, materialista y muy terrenal, debemos tener aspiraciones más allá de la existencia propia y buscar el camino de lo etéreo.

      Ya no odio el tacto de los calabacines les he encontrado un uso con el que elevar mi espíritu y casi rozar lo divino.

      abrazos de arcoíris

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Siempre positivo...;)