Lo bueno que tiene opositar es...que tenemos mucha labia.

Según el diccionario de la Real Academia de la lengua Española, labia significa "Verbosidad persuasiva, gracia al hablar" y por ende, si los opositores por lo general solemos tener mucha labia, es que tenemos muchíííííííííísima gracia al hablar. Desde que estoy opositando he notado que me expreso con más claridad y que he mejorado notablemente mi lectura en voz alta. Si, yo era de esas que odiaba leer en voz alta en clase porque cada pocas palabras me encallaba o la leía mal por los nervios de que me estuvieran juzgando. Pero por otro lado, no tenía vergüenza para leer discursos delante de una multitud, así soy yo...tengo muchos polos a veces tímida, a veces extrovertida, y a veces todo lo contrario. 

En los últimos días, han transcurrido un par de anécdotas una que corrobora la afirmación hecha en el título de este post (Lo bueno que tiene opositar es que tenemos mucha labia) y otra que no. Cabe citar, que el auge de anécdotas es debido a mi aumento de vida social y extra opositoril durante las merecidas vacaciones de semana santa y fiestas de primavera para los murcianicos!! 

Empecemos con la mala, por eso de que el cerebro tiende a eliminar lo malo y se queda con lo bueno...sucedió precisamente en Murcia, era una noche de sábado en la que en un principio no se planteaba ningún plan, y alguien del grupito con el que estaba sugirió que podíamos ir al Bingo (si, habéis leído bien y si, era opositor...estamos fatal!) pues allí que nos plantamos 5 licenciados en derecho ni más ni menos con todos los jubilados y sus cartoncitos. Decidimos compartir cartones y echar un máximo de 5 partidas, por eso de no caer en la ludopatía (en nuestro estado opositoril hay que llevar cuidado que es fácil caer en cualquier vicio, sea del tipo que sea) y cumplido el objetivo salimos de la sala. Para rememorar tan maravilloso momento decidimos tomarnos una foto, fuera de la sala de Bingo, yo disparé la cámara y la recepcionista del sitio me miró y gritándonos como una loca dijo: "PERO VAMOS A VER, QUE NO VEIS QUE AQUÍ NO SE PUEDE HACER FOTOS EHHHHHHHHHHH?!?!?!?!?!?!?" le dije entre dientes que lo sentía mucho que no sabia nada y salimos corriendo del local. La mujer se ve que no se había quedado a gusto con su grito y decidió seguirnos hasta fuera del recinto y seguir echándonos la bronca "NO, SI YA OS VENÍA YO VENIR, SI ES QUE LA JUVENTUD DE HOY EN DÍA..." evidentemente todas las jubiladas que salían en ese momento, asentían con la cabeza. Y ahí estábamos nosotros cuatro licenciados en derecho, todos opositores a judicatura calladitos calladitos...la única que se atrevió a rebatir las palabras de tan amable señora fue la opositora más veterana (claro). Por eso, en mi aún no se puede confirmar la teoría el título del post, pero vemos que la veteranía es un grado y que pronto nos hará efecto. 

Me reproché mucho a mi misma no haber tenido "labia" para contestar a esa mujer, ¿¿como una futura juez o fiscal no había tenido las suficientes agallas para decirle algo del tipo??: "Oiga, disculpe si la hemos importunado, pero no se nos había advertido que la toma de instantáneas estaba tipificada dentro de este local" o frase grandilocuente similar...¬¬' Así que me prometí a mi misma no dejarme intimidar ante situaciones injustas. Ahora soy como le gato de la foto, aún no soy ni juez ni fiscal, pero cuando me miro al espejo intento ver al menos un reflejo de lo que puedo llegar a ser y ahí va la segunda anécdota. 

El sábado sobre la 1,30 de la noche, al llegar a casa descubrí que delante del vado de mi parking había aparcado un coche, supuse que podía ser de alguno de los vecinos que viven en las casas contiguas, pero a tales horas no me iba a poner a llamar a sus timbres para comprobarlo. Otras veces que me ha sucedido lo mismo (más de 10...) he aparcado en otro sitio, les he dejado notas, se lo he advertido a la mañana siguiente, pero esta vez NO, esta vez se iba a hacer justicia. Ni corta ni perezosa, llame al 112 para informar que había un coche aparcado en mi vado y vinieran a retirarlo. Al cabo de un rato llego una pareja de policía y me dijeron que el coche era de la vecina de al lado y que ya mismo salía a retirarlo. Le pusieron una multa de 200€ que me restregó por la cara, y yo le explique muy educadamente el porque de mis razones sin titubear (ya había hecho suficientemente el ridículo con mis maniobras, aparco fatal...) y finalmente me dio la razón, bajo la cabeza y se fue. Dudo que me vuelva a encontrar ningún coche aparcado en mi puerta en mucho tiempo....

Resultado: 

Lo bueno que tiene opositar es...que con el tiempo adquieres mucha labia!! (y consigues lo que quieres, o al menos que se haga justicia antes de que la impartamos nosotros) ;)